Alexander Laluz
Con su orquesta Ars Musicæ, Renée Pietrafesa
presentó a lo largo de todo el año pasado un ciclo destinado
especialmente a estudiantes de los Bachilleratos Artísticos de Secundaria.
Un original proyecto que conjugó la formación y la difusión
musical.
El calificativo "original" quizás suene altisonante o pretencioso,
sobre todo en un tiempo en el que se habla mucho de pedagogía y
educación artística y, en flagrante contradicción, se
mantiene la mayor distancia posible del arte. És un mal que parece
difícil de erradicar ya que la educación formal sea en
Primaria, Secundaria o en la Universidad sigue atrapada por la alambicada
burocracia académica, y sin visualizar su función en el medio
cultural.
Quizás por esta razón este tipo de propuestas cuyo objetivo
es simplemente formar a partir del propio hecho musical, se conviertan
en una bocanada de aire fresco y necesario. Y, al mismo tiempo, se vean
irremediablemente confinadas al silencio en la agenda mediática.
Aun conociendo de primera mano este problema, Renée
Pietrafesa decidió cartas en el asunto y dispuso la pequeña
sala de su quinta de la Avenida Joaquín Suárez (a un cuadra
de Bulevar Artigas) para convocar a estudiantes de secundaria y público
en general a participar de un ciclo interactivo de conciertos.
En su antigua casona y pocas horas antes de comenzar uno de los ensayos con
su orquesta, Renée contó a El
País la historia de este proyecto y se explayó sobre sus
ideas musicales y pedagógicas.
"En el año 2007 se me ocurrió la idea de presentarle al
MEC un proyecto que unía lo musical con mi inquietud de siempre de
acercar los niños y jóvenes de nuestro país a un repertorio
desconocido por ellos", recordó.
Y en su opinión, ese desconocimiento constituye "una fundamental
carencia en sú formación y tiene como una de sus consecuencias,
que cada vez tenemos menos concurrencia de ellos a los conciertos".
El proyecto tenía dos elementos básicos para arrancar y
proyectarse.
Primero, la orquesta Ars Musicæ, integrada
fundamentalmente por músicos jóvenes.
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En acción. Renée Pietrafesa y su joven
orquesta durante el ensayo previo al último concierto que brindaron
el año pasado. |
Y después, un espacio físico ideal, con setenta lugares y un
escenario en el centro, por el que desfilaron desde 1964 nombres históricos
como Casal Chapi, Héctor Tosar, Lamarque Pons, Renée Bonnet,
Raquel Adonaylo, además de varios intérpretes y compositores
uruguayos de las últimas generaciones.
Ese ámbito "sigue siendo un lugar de ensayo de la orquesta y de
encuentro con diferentes profesionales que se reúnen para tratar temas
de interés general y sobre la educación de nuestros
jóvenes", enfatizó Renée.
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Ars Musicæ: Es la orquesta con la que Pietrafesa
ha sostenido por tres años este ciclo.
"Por ejemplo, de qué manera se les debe ofrecer un concierto,
haciéndolos participar, escuchando sus ideas y deseos, y escuchando
sobre todo sus razones por las cuales no quieren ir a las salas de conciertos
pues no se siente identificados con lo que allí sucede".
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Finalmente, el MEC recibió y apoyó la idea de realizar allí
un ciclo de conciertos didácticos en los que el público pudiera
interactuar con los músicos.
"Tuve muy buena receptividad y me apoyaron desde el Proyecto de
Educación Pública y financiado por el Departamento Nacional
de Cultura durante los años 2007, 2008 y 2009".
En este tiempo, la orquesta "se ha especializado en lo interactivo que
es una de nuestras características de actuación. Responde muy
bien y se establece una
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relación de jóvenes que dan y que reciben, que va creando
un estilo especial de comunicación en la cual todos se pueden
identificar".
Este público, recuerda Renée, llega sin
mucha experiencia en la llamada "música culta", y "algunos dicen
que les aburre o que no tiene letra o que no entienden". Y justamente
ahí radica el principal estímulo pedagógico: "hacer
que un Allegro de Vivaldi les haga sentir alegría o
melancolía un Lento, y al dejarlos hablar, participar con palmas,
etc., comienzan a vibrar con la música en sí y al final dicen
cosas muy sentidas como por ejemplo: 'yo no sabía que podía
tener ganas de bailar o de llorar con este tipo de música'".
Al final, lo simple, sin las "espectacularidades" methodológicas tan
caras a ciertas opciones formativas, logra ese olvidado objetivo: la
comunicación estética. "Sin duda: se debería encarar
una política sistemática justamente en el sentido de abrir
nuevos espacios de ensayos y conciertos didácticos y como dije
anteriormente con maneras y escuchas nuevas".
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Entre Vivaldi, Bach y Piazzolla
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* A lo largo de la programación que este ciclo
presentó en 2009, uno de los énfasis centrales fue la música
barroca. De este extenso repertorio histórico, Ars
Musicæ y Pietrafesa han abordado obras de
Juan Sebastián Bach, Vivaldi, Pergolesi, Telemann o Quantz.
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Pero tampoco han sido obviados algunos compositores fundamentales de otros
períodos históricos. Tal es el caso de Eric Satie, un verdadero
innovador de fines del siglo XIX y principios del XX, o el alemán
Paul Hindemith (compositor usualmente identificado con
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el neoclasicismo) con su abigarrado lenguaje expresivo y formal. Y otro campo
musical que ha tenido fuerte presencia en estos conciertos ha sido el tango,
principalmente con dos creadores clave de su etapa histórica más
interesantes: Aníbal Troilo y Astor Piazzolla.
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