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EL PAIS — Lunes 13 de Mayo de 1985        


Vanguardia de Ayer y Anteayer

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Concierto de Música Electroacústica organizado por el Núcleo Música Nueva de Montevideo - Programa: Herbert Eimert: Selektion (1959/1960) - Gordon Mumma: Cybersonic cantilevers (fragmento, 1973) - José Vicente Asuar: Amanecer (1978) - Renée Pietrafesa: Integración 7 (1984) - Luigi Nono: Per Paul Dessau (1975) - Primero de una serie de tres conciertos - Comentarios a cargo de Coriún Aharonián y Graciela  Paraskevaidis - En la Sala Humboldt del Instituto Goethe, miércoles 8.

El tema merecería ser tratado por un poeta de notable capacidad de evocación nostálgica, una especie de Jorge Manrique de nuestros días. Se trata del patético envejecimiento precoz de las vanguardias artísticas. Decididamente si no logran llegar a la academia y a la respetable categoría de clásicos se instalan en el museo o se convierten en modestas notas de pie de página en artículos eruditos escritos para un pequeño grupo de especialistas.

¿Quién que se haya interesado alguna vez por la música electroacústica o electrónica como se la llamó en sus primeras dos décadas de existencia no leyó u oyó hablar de Herbert Eimert?

Herbert Eimert fue uno de los pioneros de la música electroacústica y el fundador de uno de los primeros laboratorios importantes en el año 1951: el de Colonia, donde entró a colaborar con él el joven Karl-Heinz Stockhausen. Eimert (1897-1972) compuso numerosas obras de música cámara (incluso con instrumentos mecánicos), y dejó una considerable producción de música electroacústica, entre ésta un Requiem para voz recitante, armónica y cinta magnética. Además tuvo una importante actuación como crítico. Fue fundador de la prestigiosa revista "Die Reihe" (La serie) y escribió un "Manual de técnica dodecafónica" (1950).

Por más que en su polémica y sumamente interesante introducción al concierto, Coriún Aharonián haya tratado de minimizar los aportes individuales en la historia de la música electroacústica, quienes tuvieron oportunidad de dialogar con músicos alemanes en la década del sesenta

recuerdan muy bien con qué devoción y reverencia era pronunciado el nombre de Herbert Eimert en esa época. Era un verdadero pope de la vanguardia.

¿Qué pasa hoy con la música de ese pope? ¿Qué pasa por ejemplo con "Selektion 1" considerada una de sus obras características? De ella escribe el crítico italiano Armando Gentilucci en su "Introduzione alla Música elettronica": "En Selektion 1 prevalece el esquema racional por sobre toda otra consideración: el material está articulado con la mezcla de cinco tipos de sonidos obtenidos mediante variaciones periódicas ordenadas según relaciones que tienen en cuenta la calidad acústica y los diversos intervalos de duración".

Esta descripción sólo da una idea formal de la obra. La experiencia auditiva es bastante menos impresionante. Se tiene la idea de que se han acumulado en una sola obra todos los clisés más manidos del género: las estalactitas de notas que parecen caer al agua, los crescendos amenazantes, los "bombarderos" lejanos, las sonoridades puras, frías, de sonidos electrónicos acumulados los unos sobre los otros como cubitos de hielo.

Si Herbert Eimert fue el profeta de anteayer, Luigi Nono es el profeta de ayer. Los slogans políticos gritados en distintos idiomas simultáneamente y a destiempo, con fondos musicales de extraño y sugestivo lirismo, parecieron todavía en la década pasada un notable hallazgo poético-musical. Hoy esta forma de adoctrinamiento panfletario, de inflamado tono "anti-imperialista" y discursos procubanos en español y en ruso, no puede convencer a los oyentes musicales críticos, que buscan una experiencia estética y no política.

La agresividad militante de "Per Paul Dessau" es, a nuestro juicio patéticamente ingenua y su archi-explicito mensaje sólo nos parece potable para los partidarios más fanáticos de la ideología comunista. Creemos que incluso los comunistas críticos y de genuina sensibilidad artística deben entender que la fórmula que ayer parecía revolucionaria de Nono, hoy es definitivamente "démodé".

Renée Pietrafesa

No mucho mejor parada quedó la vanguardia, de "ayer de tarde": representada por "Cybersonic cantilevers" de Gordon Mumma. No es que no tenga hallazgos de interés: por ejemplo, una larga nota aguda estáticamente expuesta contra un trasfondo de intensa agitación, una especie de colmena sonora. Pero apuesta demasiado "contra" el oído humano. El "obstinato" pasa los limites del interés auditivo para internarse en el área del padecimiento. Haciendo una comparación muy generosa para Gordon Mumma diríamos que la audición de su obra podría tener cierta semejanza con la lectura repetida 30 veces en forma obligada de una misma página del "Ulises" de Joyce.
Curiosamente lo más atractivo del programa fue la parte latinoamericana. "Amanecer" del chileno José Vicente Asuar realizada en 1978, que el propio director definió como "impresionista" logra algunas secuencias interesantes de carácter descriptivo en las que trata de actualizar un cuadro musical similar al que Grieg intentó hace poco más de un siglo atrás, con "La Mañana" de la suite "Peer Gynt". Salvadas las distancias y empleando una conocida expresión. de Martin Buber diríamos que la obra de Asuar es un "no-fracaso" respetable.

Por último, "integración 7" de Renée Pietrafesa realizada en 1984, para platillos, cinta magnética, vibráfono, órgano, voz y clarinete, además de sintetizador aportó un clima de honda calma interior (la compositora admitió que hubo en ella una considerable influencia de monjes budistas que pasaron por París). El tratamiento de la voz humana, junto con el resto de los instrumentos mencionados, con y sin elaboración electrónica, representó una combinación de cierta calidez y humanidad, cualidades totalmente ausentes en las restantes obras del programa.

Los fermentales comentarios de Coriún Aharonián y de Graciela Paraskevaidis imprimieron un considerable interés a esta velada donde hubo oportunidad en tan sólo dos horas de decir "Buenos días" y "Buenas noches" a varias

Egon Friedler