Concierto de Música Electroacústica organizado por el
Núcleo Música Nueva de Montevideo - Programa: Herbert
Eimert: Selektion (1959/1960) - Gordon Mumma: Cybersonic cantilevers
(fragmento, 1973) - José Vicente Asuar: Amanecer (1978) -
Renée Pietrafesa: Integración 7 (1984) -
Luigi Nono: Per Paul Dessau (1975) - Primero de una serie de tres
conciertos - Comentarios a cargo de Coriún Aharonián
y Graciela Paraskevaidis - En la Sala Humboldt del Instituto
Goethe, miércoles 8.
El tema merecería ser tratado por un poeta de notable capacidad de
evocación nostálgica, una especie de Jorge Manrique
de nuestros días. Se trata del patético envejecimiento precoz
de las vanguardias artísticas. Decididamente si no logran llegar a
la academia y a la respetable categoría de clásicos se instalan
en el museo o se convierten en modestas notas de pie de página en
artículos eruditos escritos para un pequeño grupo de especialistas.
¿Quién que se haya interesado alguna vez por la música
electroacústica o electrónica como se la llamó en sus
primeras dos décadas de existencia no leyó u oyó hablar
de Herbert Eimert?
Herbert Eimert fue uno de los pioneros de la música
electroacústica y el fundador de uno de los primeros laboratorios
importantes en el año 1951: el de Colonia, donde entró a colaborar
con él el joven Karl-Heinz Stockhausen. Eimert (1897-1972)
compuso numerosas obras de música cámara (incluso con instrumentos
mecánicos), y dejó una considerable producción de
música electroacústica, entre ésta un Requiem para voz
recitante, armónica y cinta magnética. Además tuvo una
importante actuación como crítico. Fue fundador de la prestigiosa
revista "Die Reihe" (La serie) y escribió un "Manual de técnica
dodecafónica" (1950).
Por más que en su polémica y sumamente interesante
introducción al concierto, Coriún Aharonián haya
tratado de minimizar los aportes individuales en la historia de la música
electroacústica, quienes tuvieron oportunidad de dialogar con
músicos alemanes en la década del sesenta
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recuerdan muy bien con qué devoción y reverencia era pronunciado
el nombre de Herbert Eimert en esa época. Era un verdadero
pope de la vanguardia.
¿Qué pasa hoy con la música de ese pope? ¿Qué
pasa por ejemplo con "Selektion 1" considerada una de sus obras
características? De ella escribe el crítico italiano Armando
Gentilucci en su "Introduzione alla Música elettronica": "En Selektion
1 prevalece el esquema racional por sobre toda otra consideración:
el material está articulado con la mezcla de cinco tipos de sonidos
obtenidos mediante variaciones periódicas ordenadas según
relaciones que tienen en cuenta la calidad acústica y los diversos
intervalos de duración".
Esta descripción sólo da una idea formal de la obra. La experiencia
auditiva es bastante menos impresionante. Se tiene la idea de que se han
acumulado en una sola obra todos los clisés más manidos del
género: las estalactitas de notas que parecen caer al agua, los crescendos
amenazantes, los "bombarderos" lejanos, las sonoridades puras, frías,
de sonidos electrónicos acumulados los unos sobre los otros como cubitos
de hielo.
Si Herbert Eimert fue el profeta de anteayer, Luigi Nono es
el profeta de ayer. Los slogans políticos gritados en distintos idiomas
simultáneamente y a destiempo, con fondos musicales de extraño
y sugestivo lirismo, parecieron todavía en la década pasada
un notable hallazgo poético-musical. Hoy esta forma de adoctrinamiento
panfletario, de inflamado tono "anti-imperialista" y discursos procubanos
en español y en ruso, no puede convencer a los oyentes musicales
críticos, que buscan una experiencia estética y no política.
La agresividad militante de "Per Paul Dessau" es, a nuestro juicio
patéticamente ingenua y su archi-explicito mensaje sólo nos
parece potable para los partidarios más fanáticos de la
ideología comunista. Creemos que incluso los comunistas críticos
y de genuina sensibilidad artística deben entender que la fórmula
que ayer parecía revolucionaria de Nono, hoy es definitivamente
"démodé".
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No mucho mejor parada quedó la vanguardia, de "ayer de tarde":
representada por "Cybersonic cantilevers" de Gordon Mumma. No es que
no tenga hallazgos de interés: por ejemplo, una larga nota aguda
estáticamente expuesta contra un trasfondo de intensa agitación,
una especie de colmena sonora. Pero apuesta demasiado "contra" el oído
humano. El "obstinato" pasa los limites del interés auditivo para
internarse en el área del padecimiento. Haciendo una comparación
muy generosa para Gordon Mumma diríamos que la audición
de su obra podría tener cierta semejanza con la lectura repetida 30
veces en forma obligada de una misma página del "Ulises" de Joyce.
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Curiosamente lo más atractivo del programa fue la parte latinoamericana.
"Amanecer" del chileno José Vicente Asuar realizada en 1978,
que el propio director definió como "impresionista" logra algunas
secuencias interesantes de carácter descriptivo en las que trata de
actualizar un cuadro musical similar al que Grieg intentó hace
poco más de un siglo atrás, con "La Mañana" de la suite
"Peer Gynt". Salvadas las distancias y empleando una conocida expresión.
de Martin Buber diríamos que la obra de Asuar es un "no-fracaso"
respetable.
Por último, "integración 7" de Renée
Pietrafesa realizada en 1984, para platillos, cinta magnética,
vibráfono, órgano, voz y clarinete, además de sintetizador
aportó un clima de honda calma interior (la compositora admitió
que hubo en ella una considerable influencia de monjes budistas que pasaron
por París). El tratamiento de la voz humana, junto con el resto de
los instrumentos mencionados, con y sin elaboración electrónica,
representó una combinación de cierta calidez y humanidad,
cualidades totalmente ausentes en las restantes obras del programa.
Los fermentales comentarios de Coriún Aharonián y de
Graciela Paraskevaidis imprimieron un considerable interés
a esta velada donde hubo oportunidad en tan sólo dos horas de decir
"Buenos días" y "Buenas noches" a varias
Egon Friedler
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